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TAREA 1: Generación Z. ¿currículum o herramientas tecnológicas?

La Generación Z comprende a los jóvenes nacidos desde mediados de los 90 hasta nuestros días, es decir, con la era de Internet plenamente instaurada en los hogares. Según algunos autores este término hace referencia a la vertiginosidad e inercia con que este grupo tiende al cambio, al zapeo multiplataforma.


Las sociedades modernas actuales se caracterizan por tener un marcado componente tecnológico en el que lo digital juega un papel determinante en nuestra cotidianidad más cercana y, de manera especialmente importante, en la forma en la que nos comunicamos.


Los cambios inducidos por esta transformación se reflejan en nuestros jóvenes, en sus hábitos, intereses y, de igual modo, en cómo se relacionan con la información. Este ecosistema, repleto de gadgets y toda clase de dispositivos electrónicos modifica su percepción natural del mundo, siendo este un elemento clave diferenciador respecto a las generaciones anteriores: la tecnología es el medio, no el fin, lo que supone un salto cualitativo respecto a sus predecesores.


Algunas de las características de esta GenZ son las siguientes:

  • Están conectados de manera permanente y ubicua: el teléfono móvil se posiciona como el dispositivo inteligente más destacado y pasan una media de entre seis y diez horas conectados. Es decir, la tecnología juega un papel fundamental en casi cualquier parcela de sus vidas.

  • Se autoconsideran especialistas en el manejo y tratamiento de las TIC, en las que depositan una gran confianza para su aprendizaje autónomo. En este contexto muestran un gran dinamismo, ya que, están acostumbrados a simultanear la ejecución de múltiples tareas.

  • Tienen predilección por contenidos y estímulos audiovisuales, destacando por encima de todos ellos su relación con las redes sociales. En particular, muestran preferencia por aquellas aplicaciones donde el contenido compartido destaca por su efimeridad (por ej. stories de Instagram o Whatsapp)

  • Destacan por su plasticidad y tolerancia frente a la diversidad presente en nuestra sociedad, y se muestran comprometidos con los problemas que afectan al medio natural, socioeconómico y político de nuestro siglo.

Las características de la nueva generación reflejan el resultado de cómo los cambios experimentados en la actual era tecnológica modifican y condicionan nuestro contacto con la realidad y, en consecuencia, también las expectativas que los jóvenes depositan en el aprendizaje.


La inmediatez (e infinitos recursos) proporcionada por la red dibuja un escenario inédito para un profesorado que percibe cómo las expectativas de sus alumnos y su motivación sufren un progresivo desfase. Además, la brecha generacional existente entre los agentes educativos plantea una ineludible revisión metodológica que busca reconciliar ambas concepciones de aprendizaje, con el objetivo de maximizar el rendimiento de este alumnado.


En particular se considera relevante prestar atención a los siguientes puntos:

  • Revisar los materiales actuales, así como su explotación didáctica.

  • Inversión de medios para readaptar el ecosistema del aula.

  • Asumir nuevos roles en la relación enseñante-alumno con los que el docente incentive la curiosidad de su alumnado y genere conocimiento a partir de la reflexión crítica.

  • Incorporar nuevas metodologías de enseñanza, tipología de actividades y herramientas digitales con la correspondiente exigencia formativa que esto implica.

En resumen, las aptitudes digitales serán imprescindibles para la docencia futura porque nuestros jóvenes ya son digitales.


Aunque el escenario descrito proporciona valiosas competencias a nuestros jóvenes, es preciso tener en cuenta que también genera debilidades que conviene no descuidar. Por ejemplo, el multitasking dificulta la capacidad de atención y concentración, afectando de forma negativa a la interiorización de la información.


Además, los investigadores apuntan deficiencias en las capacidades de oratoria y de redacción de una generación que se esconde tras el escudo de la virtualidad, motivadas en gran parte por la proliferación de las redes de mensajería móvil como principal herramienta de socialización.

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